martes, 25 de noviembre de 2014


Crezco y no aprendo a crecer,
no me desilusiono,
ni me vuelvo mujer envuelta en velos,
descreída de todo, lamentando su suerte.
No. Con cada día, se me nacen los ojos del asombro,
de la tierra parida,
el canto de los pueblos,
los brazos del obrero construyendo,
la mujer vendedora con su ramo de hijos,
los niños alegres marchando hacia el colegio.

Si.
Es verdad que a ratos estoy triste
y salgo a los caminos,
suelta como mi pelo,
y lloro por las cosas más dulces y más tiernas
y atesoro recuerdos
brotando entre mis huesos
y soy una infinita espiral que se retuerce
entre lunas y soles,
avanzando en los días,
desenrollando el tiempo
con miedo o desparpajo,
desenvainando estrellas
para subir más alto, más arriba,
dándole caza al aire,
gozándome en el ser que me sustenta,
en la eterna marea de flujos y reflujos
que mueve el universo
y que impulsa los giros redondos de la tierra.

Soy la mujer que piensa.
Algún día
mis ojos
encenderán luciérnagas.

- Gioconda Belli -

martes, 21 de octubre de 2014

"En este planeta confuso, los humanos nombramos a la actividad cerebral durante el descanso con la misma palabra que usamos para nombrar a los deseos: sueños. Sueño y deseo son lo mismo, el anhelo de algo que no se tiene. La única diferencia entre sueño y deseo es, que para soñar hay que dormirse, y para alcanzar los deseos, hay que despertar. Tanto el que sueña que vuela como el que desea cosas casi imposibles de alcanzar, debe forzar la realidad y correr los límites. Nadie sueña con lo posible o lo fácil. Un deseo implica riesgo y dificultad, soñar no es para cobardes. Algo soñado, es algo muy deseado y muy difícil de obtener, y así, los humanos, vamos de insatisfacción en insatisfacción. A veces, la vida soñada comienza cuando se deja de soñar, cuando se abre una ventana y se sale a la vida a despertar. Los sueños no tienen nada que ver con la duda, ¡el que desea no duda! La duda es sólo culpa que es el reverso del deseo. A lo largo de la historia humana, las religiones, las instituciones, los dogmas, han atacado especialmente los sueños, diciéndole a las personas que desear está mal. Atacan los sueños porque saben que el que desea es indomable; el deseo libera una fuerza irrefrenable. La potencia de los sueños es que tienen una potencia capaz de modificar la realidad. Los humanos somos el campo de batalla entre nuestro deseo y la realidad: una fuerza interior potente, desea; el mundo exterior hostil, se opone. Desear, desear con fuerza, con ilusión, no es garantía de alcanzar los sueños, la frustración es una posibilidad. Desear abrazar la posibilidad de la frustración, aceptar que nadie gana siempre y nadie pierde siempre. El sueño más dorado y la pesadilla más oscura, también tienen su final. Cuando el sueño se desvanece, la realidad se impone con su certeza más cruel. La vida, observada sin el cristal de los sueños, es oscura, fría y deslucida, todo se vuelve un páramo árido. La desilusión de un sueño frustrado es desabrida. Pero por más adverso y duro que se muestre el mundo exterior, nada puede con la fuerza más poderosa de la naturaleza: el deseo. Porque el deseo tiene la capacidad de renacer de las cenizas mismas de la frustración. Se puede renunciar a un sueño pero es imposible dejar de soñar, el deseo nunca muere. El deseo no muere, no cambia, no claudica. El deseo sólo crece y aumenta su tensión. Creemos que soñamos como si fuera una acción voluntaria, nadie elige soñar, ni qué soñar: el sueño se impone.Cuando soñamos, los humanos no dudamos de que eso que soñamos es real, pero tampoco ponemos en duda la realidad cuando estamos despiertos. Si en sueños creemos que la realidad más disparatada es real, ¿por qué no pensamos que la realidad más real es un disparate? ¿Por qué aceptamos algo como real? Si en definitiva todo es sueño, todo es ilusión. Incluso la realidad que se ve tan férrea y sólida es sólo una ilusión, y el sueño más onírico es realidad; sueño y realidad están fundidos, y la vida es sólo eso, sólo un sueño, en el que si quisieras, podés levantar tus brazos y volar."

martes, 15 de julio de 2014

"Tiempo al tiempo mi amor, y así nos aseguramos de tenerlo un poco menos en cuenta, y brindamos mejor con un beso y un abrazo para celebrar su paso cada tanto. Se nos pierde la costumbre de disfrutar los momentos que pasamos.. Día a día, tarde a tarde, noche a noche, tiempo al tiempo mi amor. Tan ambiciosa como ansiosa puede tornarse la mente, tan reflexiva como influyente. Organiza, clasifica, ordena, sí, pero a la vez limita.
Daño al daño, también las heridas mas profundas se vuelven superficiales. Ahí al fondo, no importa cuán hondo calen, ni si sangran ni si dejan cicatrices, ahí al fondo de tu vida todo da igual. Cambia fondo por adentro, es dentro tuyo que esta el fondo de tu vida. Sentite parte del todo, acomodate y daño al daño también mi amor, vuestra impaciencia es la que embarra todo el terreno del juego que no dejamos de pisar. Lo único real del tiempo es que pasa, como la vida misma.. pasa.
No perdamos la costumbre de ir adentro nuestro cada tanto, a ver qué tan felices somos. Ahí al fondo todo se conecta de algún modo, todo fluye, todo cambia, todo! No hay estándar de belleza, no hay diferencia que valga, no hay consumo, no manda la plata. Y si hemos caído bajo probemos tocando fondo, todo se conecta de algún modo y te sorprende mi amor".-



lunes, 6 de enero de 2014

"El mundo es eso, un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales, hay fuegos grandes y fuegos chicos, y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman.. Pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende." [Eduardo Galeano]